En el mundo de la seguridad, solemos repetir que “más vale prevenir que lamentar”. Sin embargo, también es importante hacerse una pregunta que no siempre se formula: ¿es posible protegerse demasiado? ¿Existe algo parecido a la sobreprotección en materia de seguridad?
La respuesta corta es: sí. Y aunque parezca contradictorio, una protección mal planteada puede generar más problemas que soluciones.
¿Qué entendemos por sobreprotección?
No se trata simplemente de tener muchos dispositivos, sino de implementar medidas sin una evaluación previa adecuada, sin adaptar los sistemas al riesgo real o sin pensar en el impacto que tienen sobre las personas que conviven con ellos.
Algunos ejemplos de sobreprotección son:
- Instalaciones de videovigilancia invasivas que afectan a la intimidad.
- Alarmas excesivamente sensibles que se activan sin causa real.
- Puertas o rejas que dificultan la evacuación en caso de emergencia.
- Automatismos que complican la operativa diaria.
Los efectos de una seguridad excesiva pueden incluir:
- Estrés o sensación constante de amenaza.
- Desgaste y desconexión por falsas alarmas.
- Mayor coste de mantenimiento sin beneficios proporcionales.
- Baja eficiencia operativa o incluso rechazo por parte de usuarios o residentes.
¿Cuál es el camino correcto?
En Mood Seguridad creemos en la seguridad medida, eficiente y estratégica. Nuestra metodología se basa en una evaluación profesional de riesgos (como la que desarrollamos con la metodología Genoma del Robo®), donde cada sistema está justificado, cada acción tiene un propósito y cada medida se implementa según las necesidades reales del entorno.
La clave está en el diseño personalizado, la integración con el espacio y el comportamiento de los usuarios, y en evitar redundancias que solo suman complejidad sin aumentar la protección.Una buena seguridad no solo protege: también se vive bien. Y en ese equilibrio, entre protección real y confort, entre tecnología y humanidad, es donde ponemos el foco.